Buscar este blog

lunes, 17 de mayo de 2010

Canino (Kynodontas, 2009)



Dir. Yorgos Lanthimos
Int. Christos Stergioglou, Aggeliki Papoulia, Mary Tsoni, Christos Passalis.
94 min. Grecia



Si me preguntaran qué le pido a una película para que ésta me enganche y me fascine, muy probablemente apuntaría como condición sine qua non que dicha película consiga mover algo dentro de mí... en otras palabras, que no me deje indiferente.







Esta condición la tengo en muy alta consideración, cuanto más en el género de terror, el cual, supuestamente, debería encontrarse siempre en las antípodas de lo previsible y lo convencional. Desgraciadamente, cada vez son más las películas que provocan ese estado inerte de pasividad en mi interior mientras las veo... películas como Iron Man 2, y también películas de terror como los remake de Viernes 13 o Halloween, por citar dos ejemplos. Son películas que se dejan ver, entretendrán más o menos, pero me dejan en el mismo estado en el que estaba antes de que se apagasen las luces de la sala de cine. Las veo con una sensación que excluye cualquier posibilidad de sorpresa o asombro, porque su devenir narrativo y sus posibles giros se encuadran dentro de los cánones esperables en este tipo de cine. Se pierde el factor sorpresa, se evita la originalidad, se incurre en lo convencional, y los convencionalismos devienen tedio.



En ocasiones, en extrañas ocasiones, hay cineastas lo suficientemente originales y audaces como para ir contra natura y ofrecernos un producto novedoso, no siempre fácil y complaciente, no siempre cómodo para el espectador, pero mucho más gratificante. Me vienen a la cabeza obras del genial David Lynch ("Cabeza Borradora", "Inland Empire"...), o cosillas del David Cronenberg "pre-Spider" ("Inseparables", "Videodrome"...), Guy Maddin ("Tales from the Gimli Hospital"), el Polanski de sus comienzos ("Repulsión" a la cabeza), el Von Trier de "Anticristo", el Alan Reisnais de "El Año Pasado en Marienbad", el Ingmar Bergman de "La Hora del Lobo", el Peter Weir de "Picnic en Hanging Rock" y tantos y tantos otros.



No todo el cine va a discurrir por las intelectuales (o intelectualoides y pretenciosas, según el punto de vista de cada uno) sendas de autores como Lars Von Trier, Krzysztof Kieslowski, Andrei Tarkovsky o Ingmar Bergman, pero del mismo modo también es necesario y ennoblece el arte del cine encontrar alternativas al cine de entretenimiento que exijan un poquito más del espectador, una actitud más activa e inquisitiva.

Por supuesto, el arte no siempre tiene por qué tener sentido. O, mejor dicho, el arte no siempre tiene que tener "un" sentido determinado, expuesto claramente por el artista. Sin embargo, es relativamente frecuente en algunos espectadores rechazar una película con el pueril argumento de que la historia "no tiene sentido". Por supuesto hay ocasiones en las que esto obedece a la incompetencia del director y/o escritor a la hora de plasmar una historia con claridad en una película. Sin embargo, hay otras ocasiones en las que lo que busca el cineasta no es contar una historia de la manera más diáfana posible, sino sugerir, apelar no a nuestro intelecto, sino a nuestras emociones, provocarnos estados anímicos determinados, y en definitiva plantear un interesante debate tras la película que se antoja tan o más importante como el proceso de visionado de dicha película. En otras palabras, hay películas que no buscan responder o aclarar nada, sino que se contentan con plantear incógnitas y preguntas que el espectador, en base a su propio criterio, su propio estado anímico, sus propias circunstancias personales e intransferibles, se encargará de responder de manera nuevamente personal e intransferible.



El film de Yorgos Lanthimos tiene una historia, y una historia que transcurre en un marco temporal lineal. Sin embargo, y como ocurriera con la incomprendida Inland Empire de Lynch, es una de esas películas que pueden desconcertar al espectador, confudirlo, aburrirlo e indignarlo a partes iguales. No es, desde luego, una película complaciente con el espectador, y sin embargo ésa constituye su mayor virtud, su original y transgresora propuesta argumental y también de estilo. Es una película que plantea incógnitas pero concluye sin resolver muchas de ellas, porque eso no es lo importante.

Durante poco más de hora y media, "Canino" hace partícipe al espectador de la vida cotidiana de una familia muy poco convencional. ¿En qué género encuadraríamos esta película? Por ahí he leído "comedia negra"... y, sin embargo, pese a sus innegables dosis de humor negro, considerar esta película como una "comedia", aunque sea "macabra", me parece que es incurrir en un ejercicio de simplista frivolidad e incluso crueldad en tanto que las situaciones y acontencimientos que estamos presenciando distarían mucho de ser consideradas "divertidas" o "humorísticas". También se encuadra el film dentro de la genérica etiqueta de "drama", lo cual dice realmente poco. ¿Qué tipo de drama? ¿Un drama a lo "Two Lovers"? ¿A lo "An Education"? ¿A lo "El Escritor"? Y creo que es necesario hacer este inciso porque aquellos que vayan buscando una película en cualquiera de estas líneas se llevarán una desagradable sorpresa. Porque "Canino" es una película que realmente sume al espectador en una incómoda sensación de malestar y desasosiego a medida que va avanzando la historia. En ese sentido, su adscripción al género de "terror" no estaría del todo mal encaminada. No al terror soporífero y convencional de chorradas americanas para adolescentes a lo "Destino Final", sino a ese terror sutil, refinado, no aparente y sugerido, malsano y enfermizo, de ese terror no explícito que se cuela en nuestra alma sin que nos demos cuenta, revelándonos las parcelas más ocuras y demenciales de la psique humana de manera progresiva y traicionera.



Siguiendo un estilo sobrio en el que, que yo recuerde, no se utilizan apenas movimientos de cámara, sino una sucesión de estáticos planos abiertos, medios y cerrados, el director nos plantea la siguiente reflexión: "¿hasta qué punto estaríamos dispuestos a llegar para proteger la "pureza" del microcosmos familiar y evitar su corrupción y posterior fragmentación por causas externas?". Lanthimos utiliza su cámara como un bisturí para diseccionar el día a día de una familia cuyos integrantes son presentados e introducidos sin ningún nombre, sólo son "el padre", "la madre", "el hijo", "la hija mayor" y "la hija menor". Al fin y al cabo, ¿no son los nombres un rasgo distintivo de los seres humanos, un garante de individualismo? Sin embargo, en esta familia no existen individuos, ya que los hijos conforman un reflejo prístino de los valores inculcados por su padre. Sometidos a su voluntad y designios, es poco probable que, motu proprio, se les pudiera ocurrir hacer o decir algo que fuera en contra de la voluntad de su padre, ya que durante toda su infancia han sido amoldados a dicha voluntad, anulando cualquier rasgo de individualidad y libertad para cuestionar la realidad que se les ha impuesto. Incluso su madre parece no tener mucha identidad, anegada también en las procelosas aguas de la autoridad del patriarca. Por eso no es de extrañar que el único personaje del que sepamos su nombre, "Christina", es alguien externo ajeno a la familia... y, previsiblemente, el elemento "corruptor" que desencadenará una serie de inesperados acontecimientos a cada cual más estremecedor. Sin embargo, esto no quiere decir que la familia como organismo "endocéntrico" sea un remanso de paz y alegría.

A medida que uno va conociendo más y más el día a día de la familia, más se es consciente de hasta qué punto, tras toda aquella aparente "normalidad" y "armonía" en el acatamiento por parte de los hijos de las normas y reglas impuestas por los padres se esconde realmente un tremendo explosivo que puede llegar a detonar en cualquier momento. Esa apariencia de normalidad, de "orden", se antoja de lo más frágil e inflamable. El espectador presiente que algo puede llegar a ocurrir en semejantes condiciones, pero no alcanza a prever el grado de caos y locura en el que desembocará la historia en su recta final.



El punto de partida no es del todo descabellado... al fin y al cabo, el miedo por parte de los padres de que sus hijos se aparten de la senda indicada, de que estos se vean seducidos por las peligrosas tentaciones del mundo exterior, y de que dichas tentaciones terminen arruinando sus vidas... es un miedo bastante común y justificable, de ahí el afán proteccionista de muchos padres hacia sus hijos. Lo que se ve en "Canino" es algo así como una traslación de dicho temor llevado a sus últimas y más extremistas consecuencias.

El padre se erige así como máximo referente, educador y juez de sus hijos en lo que no deja de ser un modelo rígidamente patriarcal de la célula familiar. Para evitar que el sucio mundo exterior mancille la educación que tan denodadamente se ha esforzado por brindar a su prole, el padre decide aislar a sus hijos, y por extensión aislarse también él mismo y su mujer, en los confines de su hogar, un microcosmos que se mantiene intacto e impoluto, aislado de los "peligros" del exterior. Sólo el padre tiene la autoridad y potestad para adentrarse en el mundo exterior, dado que tiene un trabajo gracias al cual puede permitirse mantener ese mundo frío y aséptico que ha creado en torno al núcleo familiar. Todos los demás miembros de la familia deben permanecer dentro de los confines, dado que no está permitido el contacto con el mundo exterior.



Lógicamente para evitar la chispa de la curiosidad y frenar cualquier atisbo de iniciativa por parte de los hijos de desobedecer e incumplir las normas, estos han sido educados desde chicos en la ilusión de que el mundo exterior es extremadamente dañino y perjudicial, condicionándolos desde su más tierna infancia y convirtiéndolos en una suerte de autómatas privados de los beneficios inherentes al acto de relacionarse con otras personas. Todas aquellas palabras que pueden evocar cualquier idea de riesgo o aventura, como por ejemplo "excursión" han sido convenientemente "rebautizadas" y enseñadas desde chico de manera que adquieren otro significado distinto, más convencional y menos potencialmente dañino para los hijos. Estos, por tanto, no han crecido en el mundo tal y como nosotros lo conocemos, sino en una suerte de imagen deformada y grotesca del mismo.

Esto justifica el comportamiento de los hijos, el cual, ya desde el comienzo de la película, no se nos revela como el comportamiento "normal" o esperable en unos jóvenes de su edad. Desde el principio notamos que hay algo raro en ellos, aunque nada nos podrá preparar para lo que el director nos tiene reservados durante el desarrollo de la historia. Por supuesto, el hecho de criar a los hijos en un entorno cerrado y aislado del exterior de manera que se convierten en seres dependientes y sin muchas de sus habilidades sociales y mentales desarrolladas convenientemente tiene sus inconvenientes, pero parece que el padre ha sabido lidiar con todos estos inconvenientes, teniendo incluso en cuenta algunas necesidades obvias y que, en un principio, podrían chocar con el esmero del padre por mantener a sus hijos a salvo de cualquier influencia del mundo exterior.



Pero la naturaleza es la naturaleza, y al menos su hijo (en el caso de las hijas parece que dichas necesidades no son tan acuciantes y necesarias desde el punto de vista del padre) tiene ya una edad en la que necesita mantener relaciones sexuales para poder seguir madurando y evolucionando adecuadamente. Por este motivo, el padre se ha asegurado de encontrarle una chica, Christina, que podrá cumplir el cometido de "pareja sexual" de su hijo. No una chica cualquiera, por supuesto, sino una de confianza, alguien a quien el padre ha podido conocer y en quien puede confiar la salud sexual de su descendiente. En este caso, la chica trabaja como guardia de seguridad en la empresa del padre, y es llevada por el padre en su coche a la salida del trabajo, siempre con los ojos vendados para que no pueda recordar el camino y no sea capaz de llegar a la casa por sí sola... ¿por si acaso acaba enamorándose de él? Christina recibe una remuneración especial del padre por prestar su cuerpo para que el hijo pueda satisfacer sus necesidades sexuales. Suena frío, y realmente así lo es... los breves momentos en los que podemos ver el tipo de encuentro sexual que el hijo mantiene con Christina son lo suficientemente mecánicos, asépticos y fríos como para reafirmarnos en nuestra apreciación de que hay algo que, sencillamente, no va bien en el comportamiento de no sólo el hijo, sino también las hijas, muy concretamente en su actitud hacia el sexo.

Dicha actitud sólo puede obedecer a lo que se antoja una férrea disciplina basada en la represión y la castración de los instintos sexuales. No hay sentimiento, ni pasión, sólo orgasmos alcanzados de la forma más rígida y robotizada que alguien podría concebir, como si el acto sexual no fuera más que la expresión de otra necesidad fisiológica como el comer o dormir. Disfrutar con ello parece ser algo tabú en la familia. Así, cuando Christina cede a los chantajes de una de las hijas y le pasa unas cintas de vídeo porno, sin ser consciente está yendo en contra de la política sexual de la familia, política que marca quién puede tener relaciones sexuales, con quién y cada cuánto tiempo. Por ese motivo, cuando el padre descubre que Christina ha causado un "daño tan irreparable en la salud y armonía familiar", sus represalias no se harán de esperar. Y menudas represalias.

Si hasta ese momento uno no había sentido cierto desasosiego ante la aparente calma y serenidad de la que había hecho alarde el padre en todo momento, es a partir de entonces cuando nos damos cuenta de que, al igual que la aparente estabilidad y armonía familiar no es tal, tampoco lo es el estado sereno y contenido del patriarca. Detrás de esa imagen de hombre centrado, autoritario pero comprensivo y calmado, se esconde alguien que no duda en golpear BRUTALMENTE a su hija en la cabeza varias veces con la cinta de video en cuestión, incautada convenientemente, o alguien que pasa de estar charlando amigablemente con Christina en su casa a coger su aparato de video y estrellárselo BRUTALMENTE en la cabeza, dejándola en el suelo seriamente herida, para a continuación dejar la casa como si nada hubiera ocurrido. En definitiva, un hombre muy seriamente trastornado y que no dudará en llegar a donde haga falta para preservar la "pureza" del entorno familiar creado por él mismo...

... aunque eso conlleve llevar la desconfianza hacia el mundo exterior hasta sus últimas consecuencias e incurrir en la endogamia. Dado que, como ha podido comprobar, su confianza en Christina supuso un duro revés para la estabilidad familiar, el padre decide que, desde ese momento, no volverá a traer a nadie más al interior de su peculiar bastión familiar... aunque eso implique utilizar a una de sus propias hijas como "compañera de lecho" de su hijo... la misma hija a la que le había incautado la cinta de video antes de golpearle en la cabeza repetidas veces con dicha cinta, en un acto de brutalidad y sadismo sin precedentes y realmente escalofriante, cuanto más por la expresión impertérrita e inmutable momentos antes, a causa de lo cual nadie podría haber esperado un exabrupto semejante.



Todos estos acontecimientos terminan siendo demasiado para la hija mayor, la cual empieza a plantearse la idea de que, a lo mejor, el mundo exterior no es tan malo, o al menos no tan malo como el mundo interno en el que vive. Pero no debemos olvidar de que ella, como sus otros hermanos, ha sido criada y educada para obedecer, para no cuestionarse las cosas, para aceptar su realidad... "cuando se te caigan los caninos, entonces estarás preparada para ver el mundo exterior", le habían aleccionado sus padres. Y la hija será consecuente con dicha regla hasta sus más cruentas, salvajes y atroces consecuencias.



En fin, no pretendo externderme más, pero la verdad es que una película como "Canino" permite muchas reflexiones y lecturas, lo cual hace que no sólo su visionado, sino también su "post-visionado" (una cosa es tan importante como la otra en este tipo de propuestas), resulte de lo más gratificante y estimulante. Por supuesto, "Canino" no es una película para pasarlo bien en el cine, y desde luego no es una película para todos los públicos, pero desde luego supone una de las experiencias más interesantes y gratificantes de cuantas haya tenido el privilegio de "disfrutar" en una sala de cine en mucho tiempo. Se trata, en definitiva, de una Obra Maestra que merece ser descubierta y degustada por los paladares más exquisitos, inquietos y audaces.

Calificación de la película: ***** sobre *****

Escrito por: Luis

P.D. Atención al numerito de baile que se marcan las hijas, de un surrealismo enfermizo que nos recuerda ese otro famoso número musical al compás del "In Heaven" de "Cabeza Borradora".

No hay comentarios:

Publicar un comentario