Buscar este blog

lunes, 24 de mayo de 2010

El Último Samurai (2003): Análisis de la banda sonora




1) Una banda sonora perfecta.

La música suele jugar un papel de vital importancia en este tipo de películas, ya que brinda al compositor la oportunidad de lucirse, y de crear una composición de tintes dramáticos y épicos, que ayuden a situar la historia, a acentuar las emociones de los personajes, y a acompañar en definitiva la narración con más o menos protagonismo. Tanto el trabajo de John Barry para "Dances with Wolves" como el de James Horner para "Braveheart" son claros ejemplos de bandas sonoras que saben aprovechar al máximo sus posibilidades, adaptándose a la perfección a las imágenes de sus respectivos filmes, aportando bellísimas melodías que forman parte de la historia del séptimo arte.







Han pasado tres años desde que Zimmer firmara su contribución al género con "Gladiator", la magnífica película de Ridley Scott que, al día de hoy, es recordada tanto por la bellísima y poderosa música de Zimmer como por su cuidada ambientación, su trepidante tempo narrativo y la excelente interpretación de Russell Crowe. Desde entonces, la producción musical del compositor alemán ha ido en líneas generales más encaminada a la experimentación y búsqueda de nuevas fórmulas musicales antes que a la repetición del estilo que le dio reconocimiento internacional, secundado la mayor parte de las veces por un buen número de colaboradores, lo que, en algunos casos concretos, ponía en duda el grado de implicación de Zimmer en las tareas de composición.



Y aunque la mayor parte de estos trabajos cuentan con momentos memorables que nos devuelven al Zimmer inspirado y grandilocuente, en líneas generales no se acercan cualitativamente al nivel de "Gladiator" y los últimos trabajos que precedieron a ésta, tales como "The Thin Red Line", "The Prince Of Egypt" o "The Peacemaker".
"The Last Samurai" partía por tanto, a priori, como un proyecto ideal para que Zimmer volviera a lucirse como sólo él sabe hacer, ya que le permitía volver al género épico que tan bien domina y que tan bien casa con su peculiar e inimitable estilo.



Además, este trabajo le permitiría abordar de nuevo la civilización nipona, a la que Zimmer ya se aproximó, hace catorce años, en el magnífico thriller de Ridley Scott, "Black Rain". Con todos estos elementos a su disposición, era muy difícil que el maestro alemán decepcionara, y no sólo no decepciona, sino que nos ofrece la que quizás podría considerarse su mejor banda sonora, así como también una de las más grandes bandas sonoras de las últimas décadas.

The Last Samurai es un trabajo precioso, en el que Zimmer toma lo mejor de los momentos elegíacos y serenos de "The Thin Red Line" para acentuar el elemento dramático de la historia de Zwick y lo mejor de los momentos vibrantes y enérgicos de "Gladiator" para acentuar el elemento marcial y también tribal de la película. No se trata, sin embargo, de una “mezcla de Gladiator y "The Thin Red Line", como se podría deducir por las más que obvias concomitancias entre estos dos scores por un lado y "The Last Samurai" por otro. Nos encontramos ante el trabajo de una persona que se encuentra en su momento de mayor madurez creativa y musical de toda su prolífica carrera, y pese a los motivos recurrentes que podamos encontrar, inherentes a su personal estilo, "The Last Samurai" supone el trabajo más inspirado y perfecto de cuantos haya hecho Hans Zimmer en toda su ilustre carrera.


2) Análisis temático.

"The Last Samurai" es un trabajo que cuenta con una encomiable riqueza temática que nada tiene que envidiarle a "Gladiator". Zimmer se las ingenia para crear cuatro patrones melódicos claramente diferenciables. En primer lugar, está el tema de Nathan Algren, majestuoso y emotivo, que describe al personaje como alguien con un profundo sentido del honor y valentía. Es un tema muy en la línea del estilo de este compositor, con reminiscencias a "Gladiator", y de gran belleza, que puede escucharse desde el primer corte, y que aparecerá de manera destacable en los cortes "Spectres in the Fog", "Safe Passage", "Red Warrior" y "The Way of the Sword".



En segundo lugar encontramos el tema de amor de Algren y Kata, que guarda similitud con los momentos más contemplativos y serenos de "The Thin Red Line", y que puede escucharse principalmente en el corte "A Way of Life", "Taken", "A Hard Teacher", "Idyll’s End" (a partir del minuto 1:50) y "A Small Measure of Piece". Se trata de un tema de carácter elegíaco, muy triste, que induce a la reflexión y la nostalgia, y que delata la dificultad que supondrá para ambos ahondar en una relación que en un principio parece estar abocada al fracaso.



En tercer lugar, el tema de los samurai, que aparece reiteradamente a lo largo de todo el score como leit motif evidente. Se trata de uno de los temas más destacables del álbum, realmente maravilloso, especialmente cuando está secundado por la base de cuerdas del koto y la imponente masa rítmica de los tambores taiko. Es realmente un tema grandilocuente, de aparente sencillez y sobriedad, muy en consonancia con el espíritu samurai, imbuido de la espiritualidad Zen, aunque no por ello carente de emotividad, y que Zimmer va presentando con sutiles variaciones.



Cada una de estas variaciones describe a la perfección el papel de los samurai en esta historia, un papel heroico y digno, pero al mismo tiempo triste y también triste, elegíaco. Se trata de una casta de guerreros que luchan una guerra que están abocados a perder, y sin embargo no ceden. Como eje sobre el cual gira el score, este tema acucia más que ningún otro el desarrollo de la historia, ya que sus distintas presentaciones evocan emociones muy distintas: marciales, épicas, como en "Spectres in the Fog", "Taken", "To Know My Enemy"; serenas, pausadas, rebosantes de quietud, como en "A Hard Teacher"; y trágicas, como en "The Way of the Sword", lo cual anticipa un posible trágico final para los guerreros en el desenlace de la historia.

Finalmente encontramos un último patrón melódico que parece describir la evolución experimentada por Nathan Algren al abrazar el espíritu del código Bushido, y que por tanto podría considerarse como el tema de "El Último Samurai". Se trata de un tema majestuoso, conmovedor y de una belleza absoluta, tanto en sus momentos de mayor contención emocional ("A Hard Teacher", "A Small Measure of piece") como en aquellos otros en los que despunta por su fuerza y glorioso dramatismo ("Red Warrior", "Idyll’s End").



"The Last Samurai" es una historia que combina elementos épicos y dramáticos, y la música se adecua a la perfección a los requisitos de la película. A diferencia de otros scores del mismo compositor, en los que encontramos una mayor fragmentación en la presentación de los distintos motivos temáticos, en "The Last Samurai" Zimmer va haciendo uso de uno y otro patrón temático con pasmosa facilidad y maestría, dejando que un tema de paso al siguiente, o alternando distintos patrones sucesiva o simultáneamente, según lo requiera la historia.

El resultado de este fantástico uso de los distintos temas es una banda sonora compacta y con una mayor cohesión que cualquier otra banda sonora compuesta por Zimmer en su carrera. Todos y cada uno de los temas comentados se van alternando y encuentran algún momento en el score para lucirse y sobresalir. De hecho, no existe ningún tema en este trabajo que no cuente con algún momento destacable. Zimmer siempre se ha caracterizado por su habilidad para apelar a los sentimientos del oyente, y "The Last Samurai" no es ninguna excepción.

Otro de los grandes aciertos de este score está en su hábil combinación de instrumentos étnicos, sintetizados y orquestales. Si en "Gladiator" el elemento electrónico cobraba un especial protagonismo durante buena parte de la música, en "The Last Samurai" encontramos un mayor balance en lo que a las distintas sonoridades de este trabajo se refiere. Recordemos que no es ésta la primera vez que Zimmer se acerca musicalmente a la cultura nipona.



En 1989 compuso la banda sonora de "Black Rain", en la que ofreció un interesante trabajo con sonoridades exóticas a base de sintetizadores exclusivamente. En posteriores trabajos, Zimmer volvería a abordar sonoridades asiáticas, utilizando instrumentos étnicos como la flauta Shakuhashi o los tambores taiko, como por ejemplo en el score de "Pearl Harbor", para ilustrar el ataque japonés. Sin embargo, es en "The Last Samurai" donde Zimmer logrará aprovechar al máximo las posibilidades sonoras que le ofrece el folklore musical nipón, fusionando con mayor fortuna si cabe estas sonoridades exóticas con las de la orquesta.

Dicho de otro modo, "The Last Samurai" le permite a Zimmer explorar las raíces musicales japonesas como nunca antes lo había podido hacer, gracias al imponente uso de los tambores japoneses y los coros de guerra para narrar los cruentos enfrentamientos entre las tropas imperiales y los samurai. De este modo, podemos asegurar que si las partes más íntimas de este trabajo emocionan y llegan al alma, las partes más enérgicas estremecen y conmueven de un modo inaudito, como únicamente Zimmer es capaz de conseguir.


3) Análisis de la edición discográfica.

No encontraremos diferencias cualitativas durante los once cortes de que consta este trabajo. Zimmer mantiene el nivel durante todo el score, de tal manera que se me hace muy difícil la selección de uno u otro tema, ya que en realidad todos son destacables, por un motivo u por otro. El corte que abre el álbum, "A Way of Life", es una preciosa introducción a la historia, y también una presentación de varios de los distintos temas que encontramos en el cd, como el tema de Algren o el tema de amor entre Nathan y Kata.



El segundo corte, "Spectres in the Fog", introduce por vez primera en todo su esplendor el tema de los samurai, secundado por las cuerdas del koto. Este tema va apareciendo en mayor o menor grado de desarrollo en los siguientes cortes, ya que es el tema que da cohesión a la historia, alternándose con otros motivos.



La primera mitad del album es de corte reflexivo en términos generales, aunque encontremos momentos de mayor intensidad dramática y épica que acompañan a la perfección aquellos otros de mayor calado emocional. La finalidad de la música es describir la austeridad, dignidad de la forma de vida de estos guerreros, marcando además la primera toma de contacto del personaje interpretado por Cruise con estos guerreros. Es una música serena, imbuida en el espíritu Zen, en la que también encontramos momentos más poderosos que contrastan con dicha serenidad. La música alterna ambas tonalidades con la misma facilidad que el samurai pasaba del silencio a la acción. Las partes más enérgicas no están exentas de esa dignidad, de ese espíritu, presente en todo el score. Es una música que acentúa, principalmente, la dignidad de los samurai.

Merece una mención especial esa maravilla titulada "To Know My Enemy", en la que Zimmer emplea una voz femenina como lamento consiguiendo un efecto evocador realmente conmovedor, hasta que entra en un primer plano el tema de los samurai en todo su esplendor.



La segunda mitad, por el contrario, tiene un carácter más marcadamente marcial, heroico, y también trágico. "Safe Passage" es uno de los temas más destacables de todo el cd, ya que incluye los cuatro motivos temáticos del score. Se trata de un tema trepidante muy en la línea del tipo de música de acción en la que Zimmer es todo un maestro. Es en este corte donde encontramos un mayor desarrollo del tema de Nathan Algren.



El siguiente tema, "Ronin", es un corte de transición, con un uso impresionante de los tambores taiko, sonando todos al unísono con una fuerza apabullante, que da paso al que considero es el momento con mayúsculas de esta obra maestra, "Red Warrior".

Al igual que en "Safe Passage", "Red Warrior" presenta los cuatro motivos temáticos principales de la banda sonora, sólo que en esta ocasión los dos motivos principales, el de los samurai y el de El Último Samurai, están secundados por una percusión arrolladora y por los impresionantes coros de guerra de los soldados bushi. El efecto que consigue es como si estuviéramos presenciando in situ una batalla de proporciones épicas, y de hecho es uno de los temas más apoteósicos de toda la carrera musical de Hans Zimmer. Se trata sin duda de un recurso original y fresco que además produce un efecto impactante y arrebatador. En las artes marciales se hace frecuentemente uso de este “grito” o kiai como forma de acumular, condensar y liberar energía a la vez que se golpea o embiste, y el efecto es realmente sobrecogedor.



Por si esto no fuera suficiente, el penúltimo corte, "The Way of the Sword", no se queda atrás, y, tal y como ocurriera en el célebre corte "The Battle" de "Gladiator", Zimmer no concede un momento de respiro en este arrebato de emoción espectacular y trepidante, que contiene uno de los adagios más hermosos de toda su carrera a partir del minuto 2:38, muy en la línea de ese clásico inmortal que es "Journey to the Line", y que se corresponde con la escena en la que los samurais son masacrados por las armas de fuego en el campo de batalla.



El último corte, "A Small Measure of Peace", recobra el tempo calmado y lírico del prólogo, y cierra a la perfección un trabajo redondo.




4) Conclusiones.

En resumidas cuentas, "The Last Samurai" es un trabajo de referencia inevitable dentro de la carrera de Zimmer, en el que el compositor demuestra que ha llegado a un nivel de madurez personal digna de elogio, y también que todavía es capaz de emocionarnos con un trabajo tan perfecto como éste, tanto en sus momentos íntimos, que toman lo mejor de "The Thin Red Line", como los momentos más álgidos, que toman lo mejor de su muy especial estilo dinámico que hasta ahora tenían como principal referente a "Gladiator".

Y, se me olvidaba, "The Last Samurai" es un trabajo que demuestra lo equivocados que estaban aquellos que pensaban que el maestro alemán era incapaz de hacer nada de calidad sin la colaboración de alguno de sus colaboradores de Remote Control. Es más bien todo lo contrario: es cuando trabaja sólo que consigue trabajos de la rotunda perfección de éste que nos ocupa, y "The Last Samurai" es la prueba palpable de esta evolución, así como del hecho de que Zimmer ha llegado a un nivel al que ninguno de sus protegidos podrá ni si quiera aspirar en mucho tiempo.

Calificación de la banda sonora: ***** sobre *****

Escrito por: LuisFox

2 comentarios:

  1. Este trabajo es sin duda de los mejores de Zimmer, a la altura de Gladiator, y de los más reseñables de los ultimos 20 años dentro del mundo de las bandas sonoras.

    ResponderEliminar
  2. Apasionado y muy completa explicación de la banda sonora. Me pregunto cuantas personas amantes del cine y de ésta película tendrán la necesidad de indagar en la música?. Felicidades, me hiciste suspirar de nuevo y disfrutar la película de mejor manera con tu trabajo. Muchas gracias por explicar la magia del 7o Arte desde otra perspectiva.

    ResponderEliminar