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domingo, 13 de junio de 2010

El Retrato de Dorian Gray (2009)





Dir. Oliver Parker
Int. Ben Barnes, Colin Firth, Ben Chaplin
112 min. EE.UU.



La popularidad de "El Retrato de Dorian Gray" propiciaría, al igual que ocurrió con otras obras afines como "El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde" y "Drácula", el estreno de varias adaptaciones cinematográficas de la obra de Wilde. La más antigua es del año 1910, si bien la versión que está mejor considerada a día de hoy sigue siendo la realizada por Albert Lewin en el año 1945.









Realizada a partir de un guión del propio Lewin, esta versión, sin ser completamente fiel a la novela original, y pese a tomarse ciertas licencias, se beneficia de un acertado elenco de actores, en donde destaca con voz propia un como siempre magnífico George Sanders. Otra de las virtudes que atesora esta versión es su exquisita fotografía en blanco y negro, alternada con algunos planos en technicolor del retrato, la cual le reportó un Óscar de la Academia. El retrato, pintado por Henrique Medina, puede encontrarse actualmente en el Art Institute de Chicago. Atención a una jovencísima Angela Lansbury en el papel de Sibyl Vane, cuyo trabajo fue reconocido con otra nominación al Óscar en la categoría de Mejor Actriz de Reparto.





Más de sesenta años después, nos llega una nueva adaptación de la mano del director inglés Oliver Parker, y producida nada más y nada menos que por los míticos estudios Ealing, los más antiguos (desde el año 1913 hasta nuestros días, de manera ininterrumpida) en activo del mundo. Conocidos y reconocidos durante el periodo comprendido entre los años 1947 y 1957 por sus famosas comedias, la más famosa de las cuales sea probablemente "El Quinteto de la Muerte" ("The Ladykillers", 1955), no obstante al aficionado al cine de terror le sonará este nombre gracias a otra película, "Al Morir la Noche" ("Dead of Night", 1945).

La pregunta lógica que se nos plantea a la hora de comentar esta nueva versión de la obra de Óscar Wilde es... ¿era necesaria? ¿Aporta algo nuevo a lo que ya se ha visto en otras versiones? Por desgracia, sí, y digo por desgracia porque es justo cuando la película se desvía de la trama trazada por Wilde, introduciendo personajes y subtramas no presentes en la obra, que la historia va perdiendo fuelle y el poco interés que pudiera haber conseguido mantener en el espectador hasta ese momento.



En ese sentido, como adaptación esta nueva película es de lo más mediocre. Toda la primera parte se beneficia de una más que correcta puesta en escena y ambientación. Sin embargo, y al igual que ocurriera con la también decepcionante "The Wolfman" de Joe Johnston (2010), el problema no está tanto en el apartado técnico como en su guión. Por supuesto, aquellos extensos y elaborados diálogos que pueden encontrarse en la versión de 1945 se ven reducidos considerablemente en una película que, como es habitual en los tiempos que corren, apuesta más por la atención al deleite y el impacto visual que por la calidad y minuciosidad de los diálogos.

La legendaria locuacidad e ingenio verbal de Henry Wotton se ve aquí reducido a breves sentencias proferidas sin mucho convencimiento por un como de costumbre soso y sin el menor atisbo de carisma Colin Firth. Es una verdadera lástima, ya que un personaje tan jugoso como Henry Wotton requería de un actor con mucha más presencia y talento. Por desgracia, no es éste el único caso de "miscasting" de la película. Y no me refiero únicamente a un desganado e insípido Ben Chaplin como Basil Hallward, sino, principalmente, a un mediocre Ben Barnes al que este papel le viene, definitivamente, muy grande.



Barnes, al que ya pudimos ver en películas de corte fantástico como "Stardust" (2007) y la infumable segunda parte de "Las Crónicas de Narnia", se ve incapaz de aportar al personaje la complejidad psicológica que éste requiere. En sus ineptas manos, Dorian Gray se convierte en un personaje plano y sin el menor interés, con el que no conseguimos simpatizar cuando tenemos que hacerlo ni consigue provocar otra sensación en el espectador que no sea la indiferencia más absoluta ante sus actos, sin importar lo depravados que estos puedan llegar a ser. Es, sencillamente, un Dorian aséptico y ramplón.

Para que una película funcione es necesario que la historia interese. Y para que la historia interese es condición sine qua non que se apoye, especialmente, en unos personajes sólidos que provoquen en el espectador las emociones adecuadas. No es éste el caso de esta nueva versión. Y cuando los personajes me provocan tanta indiferencia, nada de lo que estos hagan o dejen de hacer me afectará o emocionará como espectador, sumiéndome en la desidia.



Siendo justos, la película no aburre, lo cual, en los tiempos que corren, ya es todo un mérito. También es verdad que la historia es lo suficientemente interesante y posee a día de hoy el suficiente interés y la suficiente validez como para que el espectador aguante hasta el final con relativa curiosidad. Es una lástima, no obstante, que la película no consiga provocar hoy día ni la mitad del impacto que tan tristemente pretende causar en el espectador.

¿En qué género encuadraríamos la novela de Wilde? Pese a contar con elementos macabros y grotescos, difícilmente podríamos considerar "El Retrato de Dorian Gray" como una historia de terror, aunque la película de Parker parezca querer acentuar dichos elementos y promocionarla como una especie de thriller sobrenatural. Ni que decir tiene, el director fracasa estrepitosamente en sus aspiraciones. Pero eso no es lo peor.



Hay un punto en la película a partir del cual el guionista Toby Finlay se permite desviarse considerablemente de la historia original, introduciendo a un personaje innecesario, el de una supuesta hija de Lord Henry Wotton, Emily, interpretada por Rebecca Hall. Emily es presentada como una mujer emancipada y adelantada a su tiempo, como no podía ser de otra manera siendo hija de Henry. Tanto ella como Dorian se sienten atraídos el uno por el otro, por unos motivos un tanto peregrinos que nunca quedan demasiado claros (especialmente por parte de ella) y que se despachan demasiado rápidamente como para que todo aquel affaire resulte mínimanente creíble.

El otrora polémico Henry parece haberse reformado a la vejez, y a pesar de haber sido él el que le inculcó a Dorian toda aquella doctrina hedonista, ahora ve en él un elemento peligroso que puede traer la desgracia a su familia si finalmente logra consumar su relación con Emily. Sin embargo, en esta película será Emily la que ejerza un papel importante en la redención final de Dorian Gray.

En resumidas cuentas, se trata del eterno problema cuando se trata de adaptar una obra al cine. Hay dos opciones: o se respeta la obra original al 100%, en cuyo caso se pierde el factor sorpresa y la originalidad, máxime cuando se trata de una obra tan conocida y adaptada como "El Retrato de Dorian Gray"; o bien se opta por aportar algo de originalidad y novedad a la historia, presentándola desde una óptica diferente o introduciendo, cambiando y/o eliminando elementos de la trama al antojo del guionista, bajo el riesgo de suscitar las iras de los aficionados más puristas a la obra original.



Al menos en este caso se evita ese recurso tan odioso de añadir el nombre del escritor en el título al igual que hiciera Coppola en esa tomadura de pelo de adaptación que perpetró de Drácula. Sin embargo, es de justicia reconocer que, aún si lo hubiera hecho, aún si la película se hubiese titulado "Oscar Wilde's The Picture of Dorian Gray"... aún así, la película conserva la esencia de la obra original, aunque, en mi opinión, se vea incapaz de aportar cualquier ápice de frescura u originalidad al conjunto. Entretiene, pero no se le puede exigir mucho más.

Lo más destacable, si acaso, de esta nueva versión es su correcta banda sonora, compuesta por Charlie Mole, la cual se ajusta adecuadamente a las exigencias no sólo de la historia, sino también de esa estética decadente tan bien reflejada en la película. Es una lástima que no exista ninguna edición discográfica, por el momento, de dicha banda sonora.



En conclusión, esta nueva versión de "El Retrato de Dorian Gray" se deja ver con cierta complacencia, especialmente durante su primera mitad, pero vuelve a poner de manifiesto hasta qué punto gran parte del cine contemporáneo sacrifica la calidad y profundidad de sus guiones en pos de un estilo visual más atractivo y esmerado. Por desgracia, no se puede construir una casa por el tejado, y si los cimientos no son lo suficientemente sólidos, entonces es muy poco probable que la casa se pueda sostener por sí misma...


Calificación de la película: ** sobre *****

Calificación de la banda sonora: *** sobre *****



Escrito por: Luis

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