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domingo, 30 de mayo de 2010
Legión (2010)
Dir. Scott Stewart
Int. Paul Bettany, Dennis Quaid, Adrianne Palicki
100 min. EE.UU.
Hará unos quince años, un tal Gregory Widen dirigió una serie B de terror sobrenatural y de modesto presupuesto titulada originalmente "The Prophecy", la cual fue estrenada en nuestro país como "Ángeles y Demonios". La película partía de una interesantísima premisa que se desviaba de esa visión idealizada y romántica que se suele tener en nuestra cultura acerca de los ángeles como estandartes de la pureza, el amor y la paz, en oposición a los demonios y aquellos que han renegado de Dios.
El hecho de que en las Escrituras se hable de un "ejército de Dios" ya nos da una cierta idea del carácter belicoso y militar que podían llegar a tener algunos, los cuales vivían para acatar los designios de Dios, fueren estos cuales fuesen. No es de extrañar, por tanto, que pudieran vaticinar el advenimiento de alguna catástrofe o desgracia sobre la humanidad siempre que Dios decidiera castigar a los hombres por sus pecados. El ángel, en definitiva, era la mano armada de Dios, los intermediarios entre Dios y el hombre, a quien transmitían mensajes no siempre halagüeños.
Volviendo a "Ángeles y Demonios"... no sólo resultaba interesante su enfoque de los ángeles en oposición a lo que solía ser habitual en el cine de terror sobrenatural, sino incluso también a la hora de retratar a Lucifer. Y es que, en esta película, curiosamente, no es Lucifer, interpretado por Viggo Mortensen, el enemigo maligno al que nuestros protagonistas deben hacer frente, sino más bien el mismísimo arcángel Gabriel, intepretado por un soberbio Christopher Walken. La muy carismática actuación de Walken constituye uno de los principales alicientes para ver y disfrutar de esta reivindicable y muy estimable contribución al cine de terror carente de pretensiones "mainstream". El éxito de "Ángeles y Demonios", la cual cuenta asimismo con una estupenda banda sonora de David C. Williams, propiciaría la aparición de dos secuelas, de las cuales únicamente la primera merecería nuestra consideración. Pero ésa es otra historia...
Diez años más tarde, la muy entretenida "Constantine" (2005) recuperaría al personaje de Gabriel, en esta ocasión interpretado por una sexualmente ambigua Tilda Swinton, siguiendo un planteamiento similar en donde la frontera entre el bien y el mal no está tan claramente delimitada como uno cabría esperar. La película que nos ocupa, "Legión", retoma esa visión atemorizadora de los ángeles desde una perspectiva "mainstream" más afín a "Constantine" que a "The Prophecy", aunque sin las virtudes estéticas y argumentales que hacían de la película de Francis Lawrence un producto tan excitante como divertido. Dirigida por el debutante Scott Stewart, resulta difícil si no imposible encontrar alguna virtud redentora en semejante despropósito.
En algún momento de la película uno de los personajes llega a decir: "esta jodienda es un flipe". Sí. Literalmente. Con estas palabras. Esto nos da una idea de la calidad de los diálogos, de la calidad del guión, del talento (o falta de) de los responsables de estos esperpénticos exabruptos "literarios" (Peter Schink y el propio director), y también el tipo de público al que este truño va dirigido.
No pido en una película como ésta diálogos trascendentes, pero una cosa es esto y otra momentos de literatura tan tosca y lerda como aquellos de los que hace alarde esta película durante todo su metraje. Diálogos insustanciales "vomitados" por personajes huecos, aburridos, en ocasiones rayando la caricatura más bochornosa, e interpretados unos por conocidos actores en horas bajas y otros por una caterva de actores a cada cual más inexpresivo e inútil.
Por supuesto, abundan los clichés. Tenemos al personaje afroamericano, de esos que escuchan hip hop todo el rato en el coche, de esos que tienen problemas con la justicia por alguna causa o por otra, de esos que llevan un arma de fuego en la chaqueta. Por supuesto. Luego tenemos al personaje interpretado por el mediocre Dennis Quaid, al que hace poco vimos en otros mojones de envergadura, "Pandorum" y "G.I. Joe", ambos del 2009, y que parece no levantar cabeza desde... desde... bueno, corramos un tupido pelo.
Su personaje es el dueño de una especie de restaurante levantado en medio del desierto, un hombre solitario y amargado al que la vida no ha tratado muy bien y que cuenta como único apoyo moral con su hijo Jeep, interpretado por uno de los actores más espantosamente mediocres que haya tenido la desgracia de ver en una película en mucho tiempo, un tal Lucas Black. Su personaje, Jeep, hace honor a su ridículo nombre, ya que es un lerdo de mucho cuidado, y está enamorado secretamente de Charlie, interpretada por Adrianne Palicki, la cual está embarazada aunque se desconoce quién es el padre de la criatura. Sobre dicha criatura, por cierto, recaerá el futuro y la supervivencia de la humanidad, blah blah blah.
Entra un hierático hasta extremos ridículos Paul Bettany en el papel del arcángel Miguel. Según las Escrituras, Miguel es un ángel guerrero que ostenta el cargo de jefe de los ejércitos de Dios nada más y nada menos. Pues bien, este ángel decide rebelarse contra su Jefe, el cual ha perdido la esperanza en la Humanidad y desea erradicarla, para posicionarse del lado de la humanidad, aunque eso conlleve enfrentarse al otro arcángel principal, Gabriel, considerado como el "ángel de la muerte".
Según nos cuentan, el destino de la Humanidad depende del nacimiento de la criatura, por lo que Gabriel y sus hordas desean destruirlo a toda costa, por lo que será el cometido de Miguel ("Michael" para sus colegas anglófonos) defender a la madre y su hijo no nato con su propia vida.
Si la premisa no les resulta ya demasiado soporífera, esperen a ver los generosos interludios entre escenas de lucha, que tienen como cometido indagar en los traumas personales de los protagonistas, pero que por desgracia no interesan lo más mínimo. Sin embargo, el director parece no darse cuenta. Con tales caricaturas de personajes, cualquier intento por ahondar en sus conflictos e intereses o por lograr que el espectador empatice con su causa se ve abocado al más estrepitoso de los descalabros. Sinceramente, no me interesa lo más mínimo.
No me interesa lo que le ocurra a la madre (entre otras cosas porque sé de antemano que nada le va a pasar... hey, de lo contrario los "malos" se saldrían con la suya y terminaría la película), como tampoco me interesa saber si Jeep acabará finalmente con ella, como tampoco me interesa toda esa absurda subtrama del personaje afroamericano con su esposa a la que tampoco le dedican mucho tiempo de metraje, como tampoco me interesa la crisis de fe de otro de los protagonistas, como tampoco me interesa seguir la evolución de la relación madre-hija de los personajes interpretados por Kate Walsh y Willa Holland, como tampoco me interesa saber qué va a ocurrirle al dueño del restaurante, como tampoco me importa lo más mínimo saber quién va a ganar, si Miguel o Gabriel.
Directamente, cuando toda la historia recae en personajes tan raquíticos e insustanciales, cualquier intento por aportar algo de dramatismo o profundidad a la historia supone un desquiciante a la par que lamentable ejercicio de recalcitrante puerilidad. Puerilidad que, a la postre, resulta de lo más aburrida. Y, por desgracia, las escenas de acción tampoco es que ayuden a animar un poco el cotarro.
Escenas de acción que vienen, en ocasiones, forzadas por reacciones algo estúpidas e ilógicas de algunos personajes. Por ejemplo, cuando uno de los protagonistas es engañado, atrapado y aniquilado por los esbirros de Gabriel en el exterior del restaurante, provocando que otro personaje salte del tejado a enfrentarse en solitario a la horda enemiga en lo que no es sino una reacción algo suicida y absurda que cuesta trabajo entender y aceptar. Cuando los personajes exhiben tanta supina idiotez, lo que pueda ocurrirles deja de ser una preocupación.
Por otro lado, y más allá de la esporádica y accidental eficacia de algunos momentos concretos (como por el ejemplo toda la secuencia con la anciana poseída), "Legión" no conseguiría inquietar o soliviantar ni a un niño de diez años, por culpa de tan rutinaria y torpe dirección y unos lamentables efectos de maquillaje que no resultan todo lo convincentes o inspirados que debieran.
En fin, no deseo extenderme mucho más en esta nadería de película. El enfrentamiento entre Miguel y Gabriel acusa todos los defectos característicos de las películas de acción que se hacen ahora, con esas alas "blindadas" y suficientemente afiladas como para destripar a su víctima. En un videojuego quizás hasta quedarían bien y todo, pero desde luego no en esta desgracia de película que ni resulta convincente como muestra de terror sobrenatural, ni resulta lo suficientemente entretenida como película de acción de estética post-Matrix. Un truño, vamos.
La banda sonora del mediocre John Frizzell tampoco es que ayude demasiado. Este señor es uno de los compositores más insustanciales y anodinos de las nuevas generaciones de compositores de música de cine. Suyas son "lindezas" del calibre de "Alien: Resurrection", "Ghost Ship", "The Prize Winner of Defiance: Ohio", "Stay Alive" y muchas otras. Un horror, vamos. Y esta "Legión" no se queda atrás... música impersonal, como todas las demás, basada en el ruido como recurso fácil para subrayar los momentos de tensión y ridículos amagos de temas que nunca llegan a cuajar en nada mínimamente memorable. En fin. Goldsmith, cómo te echamos de menos.
Calificación de la película: * sobre *****
Calificación de la banda sonora: * sobre *****
Escrito por: Luis
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